Agenda Urbana y Next Generation, incorporando las lecciones aprendidas | NTT DATA

ma., 06 julio 2021

Agenda Urbana y Next Generation, incorporando las lecciones aprendidas

Nunca antes temas relacionados con fondos europeos habían alcanzado tanta notoriedad. Para sorpresa de quienes trabajamos en estos temas, los Next Generation se han convertido casi en asunto de conversación de ascensor. Pero notoriedad no significa información, hay mucho ruido, expectativas poco realistas y una sensación de urgencia para aprovechar una oportunidad histórica.

Muchos ayuntamientos españoles están en una carrera para captar fondos, y parece como si una Agenda Urbana fuese el mapa al Dorado. A continuación intentaremos clarificar algunos conceptos y formularemos una propuesta para abordar desde las ciudades este esfuerzo de planificación.

Los ODS, las Agendas Urbanas y por qué 2030

Sucesores de los Objetivos del Milenio, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un conjunto de metas económicas, sociales y ambientales que la humanidad se ha fijado para 2030 (17 objetivos, 169 metas y 232 indicadores).  Auspiciados por la ONU, los ODS suponen un compromiso internacional alcanzado en 2015 que estados y organizaciones asumen como propios pese a carecer de valor vinculante.

Coordinada con esta Agenda 2030 e impulsada también por la ONU, la Nueva Agenda Urbana reconoce la importancia de lo urbano a nivel global y fija un modelo de ciudad.  Es un documento muy genérico, pero ha sido la base para la Agenda Urbana Española (AUE), impulsada por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MTMAU), que propone un modelo más concreto de ciudad con un conjunto de objetivos e indicadores de seguimiento.

Agenda Urbanas locales y las iniciativas de las ciudades españolas

El concepto Agenda Urbana no está definido en ninguna parte, pero ha hecho fortuna entre las ciudades españolas, que lo están usando para referirse a realidades muy distintas.

Siguiendo la máxima piensa global, actúa local algunos ayuntamientos bajo la denominación Agenda Urbana están impulsando una Agenda 2030 local.  Son documentos/procesos que no definen estrategias, sino que alinean políticas o localizan los ODS; son herramientas para contribuir desde lo local a unos objetivos globales ya predeterminados[1].   Son documentos muy cercanos a los Planes de Acción Local que propone la AUE, con los que las ciudades españolas deben contribuir a los objetivos fijados a nivel estatal[2].

En el otro extremo y bajo el mismo nombre, otras ciudades están impulsando procesos mucho más ambiciosos, que son directamente de elaboración de planes estratégicos.

Estos dos enfoques, Agenda Urbana como plan estratégico (PE) y como Plan de Acción Local (PAL), se diferencian en al menos los siguientes aspectos:

  • La finalidad de un PE es hacer realidad un modelo propio de ciudad, mientras que un PAL busca coordinar actuaciones a nivel local para conseguir objetivos supramunicipales.
  • Si el protagonista de un PAL es en exclusiva el ayuntamiento, un PE requiere la coordinación de los principales agentes que inciden en la ciudad.
  • Los objetivos de un PE son los elegidos libremente por quienes lo elaboran (enfoque bottom-up) mientras que en un PAL se encuentran ya determinados (enfoque top-down).
  • El detalle que requiere un PAL es el de proyectos concretos y determinados listos para su ejecución, pero en un PE se formula con un nivel mayor de abstracción a nivel de línea de actuación o programa.
  • El seguimiento de un PE se realiza de acuerdo con los mecanismos que en él se establezcan, a diferencia de un PAL que debe basarse en indicadores que puedan ser agregados.

[1] Una guía útil en este proceso es la propuesta por la FEMP con el indicativo título: ”Guía para la localización de la Agenda 2030” . - Maquetación 1 (agenda2030.gob.es)

[2] La AUE propone una metodología, y varias ciudades han firmado convenios con el MTMAU para su elaboración. Están previstos 20 millones de euros en subvenciones para elaborar 100 de estos Planes.

Los fondos Next Generation y el papel de las Agendas Urbanas

Existe la percepción de que los Next Generation son una gran cantidad de dinero que vendrá de Europa y que está por decidir en qué gastar. La realidad, en la parte para las ciudades, es que es un dinero ya disponible (consignado en los Presupuestos Generales del Estado de 2021) que deberá ejecutarse de forma muy rápida (antes de 2026) y en el marco de convocatorias que acotarán las actuaciones financiables y que estarán al servicio del modelo fijado en la Agenda Urbana Española.

Con estos condicionantes, una Agenda Urbana entendida como plan estratégico con horizonte 2030 no es la mejor receta para aprovechar los Next Generation. Deben evitarse los errores de las Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado, en los que planteamientos demasiado ambiciosos en participación y voluntad estratégica están determinando ritmos de ejecución lentos para las exigencias europeas.[1]

Los Next Generation no están pensados para financiar estrategias municipales a largo plazo, sino para cumplir de manera rápida orientaciones estratégicas definidas a nivel estatal. Si el objetivo es utilizar estos fondos con eficiencia, las ciudades deben centrar sus esfuerzos en elaborar lo antes posible al menos un Plan de Acción Local de la Agenda Urbana Española; un documento que, si bien no será un plan estratégico, permitirá formular proyectos con visión estratégica. 

En función de su experiencia y recursos, las ciudades pueden abordar sus Agendas Urbanas con mayor ambición, pero para maximizar el aprovechamiento de fondos externos es importante que:

  • Estén centradas en la ejecución y contengan proyectos definidos (contenido, presupuesto y plazo) y alineados con los objetivos de la AUE.
  • Contemplen adecuadamente la cooperación con otras entidades y la participación ciudadana, pero sin despertar expectativas que vayan a verse defraudadas.
  • Incluyan formación y otorguen protagonismo en su formulación a técnicos y técnicas municipales, que serán clave en la ejecución.
  • Incorporen los indicadores de seguimiento de la AUE desde el momento inicial de formulación y selección de proyectos.

Con el nombre Agenda Urbana, muchas ciudades están elaborando a la carrera documentos que pueden acabar resultando inútiles.  Si el proceso no se aborda correctamente, si se realizan planes estratégicos en plazos y con marcos no adecuados, podemos encontrarnos con un esfuerzo doblemente estéril.  Se corre el riesgo de generar documentos que no se ajusten a los plazos de ejecución requeridos, y que tampoco hagan avanzar la cultura de la planificación estratégica. Un enfoque pragmático, realista, ajustado a las circunstancias de cada ciudad es la mejor solución.

[1] El art. 7 del reglamento FEDER (Reglamento UE 1301/2013) destinaba un 5% de este fondo a la financiación de “medidas integradas para el desarrollo urbano sostenible”. Con poca cultura de la planificación estratégica y la necesidad de cumplir plazos demasiado cortos, muchas ciudades se lanzaron a formular unas EDUSIs que no han tenido un nivel de concreción suficiente para llevarse a la práctica en plazo.

 


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